Siempre se ha considerado
que espiritualizar es distinto de teologizar. Pero, si no se hace teología no se puede hacer auténtica
espiritualidad.
La vida es un misterio. El misterio está en relación con Dios y con el hombre. No separados,
sino en única e indisoluble unidad. No separados ni en contradicción.
Que en Dios se encuentra la
respuesta sobre el hombre. Y en el hombre se encuentra la respuesta sobre Dios.
En que teología no es otra cosa que antropología.
Eso ya se dijo en las preguntas y respuestas 231-238 de la primera parte. ¿O, sea, que volvemos a lo mismo
y no hemos avanzado nada?
Todo posible avance no puede
ser sino sobre la misma realidad. Decir más de ahí es retroceder. Decir menos
es ignorar esa realidad. Repetirlo, es estar en el centro mismo de toda la
cuestión.
No. Giramos sobre la
realidad.
El misterio es la clave.
En que vivir la vida en
clave del Jardín del Edén es comprender la belleza de la vida, precisamente por
el misterio que eso implica y supone.
¿O, sea, que si se asume la vida en clave de misterio y se vive en el mundo en
sintonía del jardín del Edén, ya estamos
en oración?
Pues...
Pues...
Es lo que estamos
intentando.
Pues, sí... sin duda... ¿Entonces, significa que vivir en oración es la
clave, es decir, en sintonía con lo creado?
De hecho.
Pues...
¿O, sea, que la experiencia del jardín del Edén es asumir la vida en clave de historia y
de misterio, al mismo tiempo?
Pues...
Esto se pone más que bueno... ¿Significa, entonces, que no es posible
concebir la idea de la separación de lo creado con el Creador?
Ahí, está, precisamente, la
clave de todo.
Pues...
Pues...
Pues...
Es fascinante haber llegado a este punto. ¿No es hermoso, entonces,
todo lo que estamos indagando y descubriendo?
Pues...
¿Eso quiere decir que una persona de auténtica y profunda oración es
una persona de gran sentido de lo creado?
Sin duda.
Abundan por doquier.
Eso es precisamente lo que
no queremos: dar nombres. Por eso se colocó en el prólogo una lista de muchos
que lo han intentado y logrado. De ellos nos valemos, pero como referencias, no
como itinerarios (véase referencias bibliográficas, página 11). Ellos han abierto camino y nos hemos valido de sus
aportes. Pero, es inagotable el aporte.
Esta bien: respetemos la metodología. ¿Entonces, en el mundo, para
utilizar esta palabra como sinónimo de creado, es la única experiencia válida
para encontrarnos con el Creador?
No hay otra experiencia.
Pues... Es delicado...
¿O, sea, que las posibles revelaciones a personas consideradas como
especiales, no son, sino auto-revelaciones?
Es delicado... Se insiste...
Es delicado...
Claro que es delicado... Y, mucho... ¿No cree que es cuando se debe
aplicar lo del todo y la nada que era la condición que se
colocaba para que la experiencia de la oración fuese auténtica experiencia de
oración? (véase desde la pregunta 557).
Precisamente.
Tiene que serlo. De lo
contrario...
¿Entonces, el resultado final es el vivir prendado de lo creado, y, por
consiguiente, como consecuencia, del Creador?
Ni, más; ni; menos.
Suena escandaloso... pero,
es.
Pues...
Pues...
Pues...
Pues...
Pues...
¿Y vivir en sintonía de oración es vivir cada
instante con sentido de instantaneidad, sin añorar ni pasado ni futuro?
Pues...
¿Eso explica que una auténtica oración es única e irrepetible, porque
cada momento es único e irrepetible?
Pues...
Pues...
¿O, sea, que haber leído este libro en clave de diálogo con sentido de
presente ha sido ya una oración?
Pues...
Pues...
Si, no... No se puede andar
sobre los pasos ya caminados. Sería retroceder en el pasado. Y sería contradecirnos.
¡Y qué baile y qué fiesta!
Pero, antes... ¿existe alguna oración con sentido de rezo, como
fórmula, para hacer una auténtica oración?
Por supuesto.
La propuesta por Jesús de
Nazareth: el Padrenuestro.
Todos.
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