Que cada una al cerrarse
pierde la experiencia de la búsqueda que tienen las otras, y, así,
sucesivamente.
¿En otras palabras que en su afán de defender sus propias fronteras
religiosas se están negando a la
auténtica experiencia de oración, y, por consiguiente, de “Dios”?
Lamentablemente; sí.
¿Entonces, “Dios” no es propiedad de nadie ni de ningún grupo, así, se
auto-declaren como los poseedores?
Está de más, decirlo.
Estamos claros, en que “Dios” no es propiedad exclusiva de nadie ni de
grupos. Muy bien: ¿Pero, entonces, no se deja poseer?
Como posesión y propiedad;
no. Pero, como experiencia; sí.
Sí miramos la realidad “Dios”
como una cosa u objeto; ciertamente, no. Pero, si miramos esa posesión como una
experiencia; sí.
¿Pero, se oye constantemente que hay que pedir a Dios, tal o cual cosa,
que ÉL nos las concede y que hay que pedir a Dios; entonces, cómo quedamos?
De eso se trata este libro..
Queremos llegar a la profunda experiencia de la oración. Por ahora, estamos colocando todos los cimientos para poder llegar a
ese tema. Pero, todo a su debido tiempo. Dejemos esa misma pregunta para más
adelante que nos va a ser muy útil porque es hacia donde pretendemos llegar con
la ayuda de Dios, en una auténtica experiencia intelectual y espiritual, es
decir, de oración. Ya que no son realidades contrapuestas ni antagónicas (véase
las peguntas y respuestas 55-58).
Es una experiencia.
No se ve por qué tiene que
ser un invento.
¿Cómo que, no? ¿No es, acaso, la experiencia a nivel fenomenológico,
filosófico, es decir, del conocimiento, una realidad subjetiva e individual?
Ciertamente. Por eso,
interviene el fenómeno de la fe.
Sí; la fe es una experiencia subjetiva.
No es peligroso. Porque es
una realidad. No se puede negar ni obviar.
Definitivamente.
Quiere decir que es
individual y personal. Es, en cierta manera, un don y una bendición.
¿Al decir que la fe es una experiencia subjetiva quiere decir que es al
mismo tiempo una experiencia subjestiva?
Por supuesto.
Quiere decir, que como se
trata de una experiencia personal de relación con el
Creador, se genera un cambio, una transformación interior como consecuencia del
gozo y la esperanza que da esa relación de fe.
Ni, más; ni, menos.
¿Pero, esa manera de ver estas realidades, fe y vida, no podría ser un
auto-engaño de quien experimente esas verdades vitales y existenciales?
Sin duda, que podría
presentarse para auto-engaños.
No, necesariamente.
No. Porque la fe es una
respuesta circunstancial, también limitada como toda circunstancia, frente a los misterios de la vida. Y, es colocarse con humildad
frente al misterio, es decir, frente al sentido mismo de la vida. Eso explica la razón de
ser de las religiones en el mundo.
¿Entonces, las religiones son organizaciones humanas, creadas por
hombres, para tener a sus integrantes en un constante auto-engaño?
Sí las religiones se la
toman muy en serio; no. Pero, puede presentarse esa posibilidad.
Podrían tenerla, sí las
religiones no comprenden a profundidad el auténtico sentido del misterio.
Sí las religiones proyectan
para un futuro inalcanzable sus esperanzas y
sus expectativas de fe sin ningún compromiso real e histórico transformador,
pues, correrían la tentación de convertirse en “opio”. En cambio, sí se hace la
conexión exacta y justa con la vida
concreta e histórica, entonces, las religiones se transforman, como debe ser,
en una experiencia de vida gozosa y alegre.
Una poción para tener a la
gente engañada, y, por consiguiente, alienada y manipulada.
Sin duda, que, sí.
Hacer lo que estamos
haciendo en estos momentos: intentar hacer teología, aún de las religiones.
Si por críticos se
entiende intentar cuestionar con elementos teológicos, como lo estamos
haciendo, justo ahora, pues, sí.
¿Pero, esa posición no nos llevará a que nos excomulguen de las
agrupaciones a las que podamos pertenecer como agrupación religiosa?
Aún, así.
Estaríamos actuando según
nuestra conciencia. Y, en este particular, estaríamos siendo honestos y
sinceros, como muchos ya lo han hecho en la historia de la humanidad.
Para consuelo nuestro; sí.
Y, muchos. Todavía hoy mucha gente lo hace, por ejemplo, muchos cantantes con
sus letras.
¿Cómo decir lo contrario?
¿Es decir, que muchos se revelan en la manera de concebir una auténtica
interpretación de “Dios” y con ello se están acercando a su verdadera
interpretación?
Ayudan a una aproximación.
Sobre todo, ayudan a evitar encasillamientos, en caso de que se den. Y se dan.
En eso consisten sus aportes.
¿Eso quiere decir, entonces, que “Dios” y su experiencia son posibles,
aún, fuera de las propias religiones?
Está de más, decirlo.
¿Entonces, qué papel juegan las religiones en el mundo? Y, perdone que
insista en el mismo cuestionamiento repetido muchas veces antes de ahora (véase
las primeras preguntas).
Ese cuestionamiento tiene
que ser la constante de este libro. Porque eso es lo que pretendemos precisar y
estudiar y es lo que motiva, precisamente, este libro: abrir caminos. Sin duda,
que las religiones juegan un papel importante en la historia del hombre, ya que
ayudan y facilitan la experiencia de la relación Creador-Criatura. Pero, es necesario que hagamos teología de las religiones, como es lo
que estamos intentando hacer. No es fácil, sin embargo.
¿Quiere decir, entonces, que hay que evitar todo tipo de
encasillamiento, y, hay que estar abierto a toda experiencia para acercarse
progresivamente a la auténtica experiencia de “Dios” y todo lo que ello
significa?
Definitivamente.
¿Es decir, que todo encasillamiento, en aras de una experiencia religiosa, es todo lo contrario, es, más bien, una negación de esa experiencia?
Lo es.
¿En otras palabras: cerrarse es aferrarse y negar una auténtica
experiencia de “Dios”, pues “Dios” y su experiencia es apertura?
Para que decir que no; si,
sí.
¿O, sea, que las religiones corren ese peligro, al considerar que son
las únicas válidas, con cada una en particular, en rechazo de las otras?
Ese es el peligro,
definitivamente, de las religiones. En que ellas mismas se convierten en
sectarias.
¿O, sea, que todas las religiones tienen las mismas cosas en común y en
aras de eso común se convierten en exclusivas?
Si.
No es fácil.
Podría ser peligroso. Es lo
que en la historia de la humanidad se ha llamado sincretismo. Ya se ha
intentado. Ahora, es lo que pretende la New Age (Nueva Era).
Es tomar de todas las partes
las cosas que se consideren útiles y juntarlas haciendo una especie de creación
nueva, desde las partes involucradas.
No.
¿Por qué no, sí, ante las divergencias, y, a veces rivalidades, no
sería la manera más sana de buscar la unidad con criterios de no exclusión?
Porque, faltaría la clave de todo que sería el diálogo.
¿Pero, no sería, precisamente el diálogo lo que haría que todas
aportaran de sí lo que cada una y todas tienen de positivo?
No. Porque sería crear una
especie de “ensalada” de religiones. Es decir, una mezcla, que en vez de
fortalecer y enriquecer generaría más confusión. Además, de no crear ningún
tipo de identidad.
¿Pero, sí es, precisamente, las identidades particulares cerradas las
que han llevado a la no convergencia ante el hecho del objeto sagrado, en este
caso, “Dios”?
Ciertamente, el objeto
sagrado es el mismo: “Dios”. La diferencia está en sus aproximaciones a esa verdad
metafísica.
La palabra “metafísica” es
una palabra utilizada en filosofía para hacer referencia a las realidades
supraterrenales. De hecho, “metafísica”
quiere decir “más allá de la naturaleza”, “más allá de
las leyes de la naturaleza”.
Sí.
Precisamente.
Bueno: ¿Sí se escapa al dominio del hombre, entonces, por qué el hombre
pretende embarcarse en dominios que no son suyos?
Ahí está el meollo de la cuestión, como se dice.
Precisamente, el hombre tiene que entender que se trata de fronteras que son
imposibles de abarcar, precisamente, porque es un misterio.
Bueno: ¿Sí es un misterio por qué el hombre se empeña en
decir y demostrar que conoce sobre esas realidades, cuando en verdad no es así,
sino vana ostentación de conocimientos?
Ahí está la clave de todo.
Ahora sí que nos metimos en temas delicados, y, mucho, porque: ¿Sí es
un misterio por qué no dejarlo como misterio y dejarse de inventos e inclusive
de religiones?
El hecho de que sea un
misterio no significa que el hombre no
intente entenderlos racionalmente, por lo menos. Y es lo que hace con sus
intentos.
En cierta manera, sí.
Para qué decir que, no; si,
sí.
¿O, sea, que si las religiones son inventos puramente humanos, eso nos
lleva a concluir que las religiones son justificaciones humanas para proyectar
su afán de infinitud, ante el hecho de su finitud, precisamente?
Justo aquí es donde está el
peligro de las religiones. Pero, hay que diferenciar el hecho o el fenómeno
religioso de la realidad de las religiones.
Las religiones; sí. Más no
el fenómeno religioso.
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