Absolutamente, en nada. Todo
lo contrario.
Pues, no hay contradicción ni lo habrá según se puede
evidenciar más adelante.
En los Evangelios, y en el
mismo Jesús de Nazareth.
En nada y para nada.
Entonces, pues dé la cita de los Evangelios y el pasaje en donde Jesús
de Nazareth dice eso, según está afirmando...
En el relato de la
resurrección de Lázaro.
No.
En el diálogo que tienen
Jesús y la hermana de Lázaro.
El dato es que Lázaro está muerto.
Antes de que Lázaro vuelva a la vida, por intervención de Jesús de Nazareth, se da un diálogo maravilloso y
una lección maravillosa por parte de Jesús.
Ahí está la clave de la resurrección.
Jesús y Marta, la hermana de
Lázaro, conversan sobre la resurrección.
Ahí está la respuesta.
No se forzan. Se dan de
manera sorprendentemente reveladores.
Por supuesto:
San Juan 11, 1-26:
“Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su
hermana Marta.
María era la que ungió al Señor con
perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
Las hermanas enviaron a decir a Jesús:
«Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»
Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no
es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a
Lázaro.
Cuando se enteró de que estaba enfermo,
permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos:
«Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que
hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
Jesús respondió: «¿No son doce las horas
del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero
si uno anda de noche, tropieza, porque no
está la luz en él.»
Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.»
Le dijeron sus discípulos: «Señor, si
duerme, se curará.»
Jesús lo había dicho de su muerte, pero
ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.
Entonces Jesús les dijo abiertamente:
«Lázaro ha
muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero
vayamos donde él.»
Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo
a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.»
Cuando llegó Jesús, se encontró con que
Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén como a
unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María
para consolarlas por su hermano.
Cuando Marta supo que había venido Jesús,
le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras
estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a
Dios, Dios te lo concederá.»
Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará
en la resurrección, el último día.»
Jesús le respondió: «Yo soy la
resurrección El
que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no
morirá jamás. ¿Crees esto?»”
Se podría resumir en el
diálogo entre Marta y Jesús, pero nos perdemos todos los elementos que el
evangelista nos coloca como reveladores sobre la resurrección. Pero, si así quiere...
Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras
estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a
Dios, Dios te lo concederá.»
Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará
en la resurrección, el último día.»
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en
mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.
¿Crees esto?
Que hay allí la revelación,
según el Evangelista San Juan, de parte de Jesús de Nazareth sobre la
resurrección.
No.
En el diálogo... en el
diálogo...
Hay datos reveladores en las
contradicciones del diálogo.
¿O, sea, que está diciendo que se contradice el evangelista al colocar
el diálogo entre Jesús y Marta?
No.
En absoluto, para nada.
En el diálogo entre Marta y
Jesús hay unos elementos contradictorios, que son los elementos claves de la revelación que hace Jesús, y que
plasma teológicamente el evangelista.
Tratemos de precisar.
Lázaro está muerto.
Marta en cierta manera le
hace un reclamo a Jesús.
Pues, sí.
¿No es, acaso, un reclamo lo
que dice Marta a Jesús al decirle: “Señor, si hubieras estado aquí, no
habría muerto mi hermano”?
Que Marta no le está
reclamando ni pidiendo que lo vuelva a la vida, ni mucho menos.
Si no que no estuvo presente
cuando le avisaron. Tal vez, su presencia le hubiese ayudado y tal vez, no
hubiese muerto. O, tal vez, sí; pero hubiese visto al amigo.
Aquí viene lo interesante
del diálogo entre Marta y Jesús. Y aquí viene la revelación.
Entonces, “le dice Jesús:
«Tu hermano resucitará.»”
Marta está clara y sabe lo
que sabe de todo proceso biológico... El hermano está muerto. Además,
aparentemente vuelve a colocar a Jesús en el plano netamente biológico, aunque
también en el después de la muerte.
Le respondió Marta: «Ya sé
que resucitará en la resurrección, el último día.»
Viene la revelación por parte
de Jesús de Nazareth.
“Jesús le
respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el
que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
Ahí están los datos.
Que esa es la clave de la resurrección.
No hace falta.
Jesús está hablando de que
Él es la resurrección.
El que cree en Él ya ha
resucitado.
Pues, sí.
En que resurrección es
volver a la vida.
Sí, y, no.
Si nos mantenemos en el
diálogo entre Marta y Jesús; no. No estaba hablando de la muerte biológica.
Ahí está lo interesante de
leer los Evangelios en clave de Revelación.
Que nos olvidamos del
transfondo.
Que el tema del muerto, en
el caso de Lázaro, no es lo más importante, sino en la muerte en el sentido de la
existencia psicológica e histórica.
Aún, cuando se haya subido
la gata...
Ya lo ha dicho el mismo
evangelista al comienzo del relato de la muerte de Lázaro.
“Había un cierto
enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de
María y de su hermana Marta.
María era la
que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano
Lázaro era el enfermo.
Las hermanas
enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»
Al oírlo Jesús,
dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el
Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a
Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando se
enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se
encontraba.
Al cabo de
ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los
discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves
allí?»
Jesús
respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque
no está la luz en él.»
Dijo esto y
añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.»
Cuando se enteró de que estaba enfermo,
permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos:
«Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que
hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
Que hay una revelación.
Maravillosa.
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