viernes, 9 de junio de 2017

Segunda Parte: La oración y la experiencia de resurrección


Absolutamente, en nada. Todo lo contrario.


Pues, no hay contradicción ni lo habrá según se puede evidenciar más adelante.


En los Evangelios, y en el mismo Jesús de Nazareth.


En nada y para nada.


En el relato de la resurrección de Lázaro.

¿O, sea, porque Lázaro volvió a la vida?

No.


En el diálogo que tienen Jesús y la hermana de Lázaro.


El dato es que Lázaro está muerto.


Antes de que Lázaro vuelva a la vida, por intervención de Jesús de Nazareth, se da un diálogo maravilloso y una lección maravillosa por parte de Jesús.


Ahí está la clave de la resurrección.


Jesús y Marta, la hermana de Lázaro, conversan sobre la resurrección.


Ahí está la respuesta.


No se forzan. Se dan de manera sorprendentemente reveladores.


Por supuesto:

San Juan 11, 1-26:

Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta.
María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»
Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no  está la luz en él.»
Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.»
Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.»
Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.
Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él.»
Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.»
Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»


Se podría resumir en el diálogo entre Marta y Jesús, pero nos perdemos todos los elementos que el evangelista nos coloca como reveladores sobre la resurrección. Pero, si así quiere...


Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?


Que hay allí la revelación, según el Evangelista San Juan, de parte de Jesús de Nazareth sobre la resurrección.


No.


En el diálogo... en el diálogo...


Hay datos reveladores en las contradicciones del diálogo.


No.


En absoluto, para nada.


En el diálogo entre Marta y Jesús hay unos elementos contradictorios, que son los elementos claves de la revelación que hace Jesús, y que plasma teológicamente el evangelista.


Tratemos de precisar.


Lázaro está muerto.


Marta en cierta manera le hace un reclamo a Jesús.


Pues, sí.
¿No es, acaso, un reclamo lo que dice Marta a Jesús al decirle: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”?


Que Marta no le está reclamando ni pidiendo que lo vuelva a la vida, ni mucho menos.


Si no que no estuvo presente cuando le avisaron. Tal vez, su presencia le hubiese ayudado y tal vez, no hubiese muerto. O, tal vez, sí; pero hubiese visto al amigo.


Aquí viene lo interesante del diálogo entre Marta y Jesús. Y aquí viene la revelación.


Entonces, “le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»”



Marta está clara y sabe lo que sabe de todo proceso biológico... El hermano está muerto. Además, aparentemente vuelve a colocar a Jesús en el plano netamente biológico, aunque también en el después de la muerte.


Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»


Viene la revelación por parte de Jesús de Nazareth.


Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?


Ahí están los datos.


Que esa es la clave de la resurrección.


No hace falta.


Jesús está hablando de que Él es la resurrección.


El que cree en Él ya ha resucitado.


Pues, sí.


En que resurrección es volver a la vida.


Sí, y, no.


Si nos mantenemos en el diálogo entre Marta y Jesús; no. No estaba hablando de la muerte biológica.


Ahí está lo interesante de leer los Evangelios en clave de Revelación.


Que nos olvidamos del transfondo.


Que el tema del muerto, en el caso de Lázaro, no es lo más importante, sino en la muerte en el sentido de la existencia psicológica e histórica.


Aún, cuando se haya subido la gata...


Ya lo ha dicho el mismo evangelista al comienzo del relato de la muerte de Lázaro.


Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta.
María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»
Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no  está la luz en él.»
Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.»


Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»



Que hay una revelación. Maravillosa.

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