viernes, 9 de junio de 2017

Primera Parte: Dios como explicación de la existencia

Parece interesante: ¿¡total!? Estamos en que se trata del misterio. Pero, ¿no se estará auto-engañando el hombre al pretender abarcar lo que es inabarcable?

Hé, ahí, la gran pregunta.


Ese es el gran dolor de cabeza para muchos pensadores que se cuestionan muy sabiamente estas verdades.

¿Pero, se distancian del misterio, al cuestionarse como se cuestionan?

Todo lo contrario. En eso está la diferencia y la riqueza, ya que yendo contra maneras particulares y circunstanciales históricas de “creer” universalizados y estructurados de épocas concretas, están cuestionando y abriendo camino. Y, con ello, dan pasos agigantados en la mayor comprensión del misterio que es inabarcable, y permiten acercarnos más, cada vez.


Definitivamente.


Ahí está lo fascinante.


Hay personas de mentes muy adelantadas a las épocas y momentos históricos que les ha tocado vivir. Muchos, poseen un espíritu muy agudo e intuitivo y han sido fieles a sí mismos al presentar las cosas y verdades tal como ellos las ven. Han sido osados, sin duda, para las épocas, pero han abierto muchos campos de investigación ayudando a que el hombre se acerque más a las verdades del mismo misterio, al que aparentemente, están cuestionando o criticando. Han sido grandes benefactores para el género humano. No se puede negar.


Pues los han causado, porque se creía que las cosas eran como se presentaban. Y las cosas eran como se creían. Pero, se sentían con la obligación histórica de hacer al presentar lo que presentaron a nivel del conocimiento aportando con ello grandes avances en esas mismas verdades que muchos se sentían como los poseedores.


Son muy vastos los aportes, al respecto. Es mejor que no digamos nada, sino como referencias generales sin dar especificidades (véase  página 11).


Sin la menor duda.


De manera inmediata, han generado escándalo y revuelo en el pensamiento. Muchos no se han entendido sino mucho tiempo después. Pero, han dado sus beneficios.


A algunos de los autores los han considerados “herejes”, en el caso particular de algunas religiones. A otros les han tomado idea. Pero, tarde o temprano, han vuelto sobre sus pensamientos, y después de muchos estudios, por parte, también de otros “adelantados” y por las mismas líneas, han descubierto que han sido aportes de incalculable valor.

¿Y, ha sido beneficioso para el enriquecimiento progresivo del pensamiento humano?

Definitivamente.


Ahí es donde está lo interesante: en que han sido momentos históricos concretos y maneras concretas muy dogmatizadas de ver y comprender las realidades “del misterio”, que se creía que “Dios” era como era la manera particular de ver. Y esos aportes eran vistos de alguna manera “revolucionarios” o “contestatarios” (véase pregunta y respuesta 363).


Por eso, eran contestatarios. Por lo menos, a una época y a una manera cerrada de comprender.


Contra “Dios”, como tal, no. Contra una manera particular de comprender la verdad sobre “Dios”; si; simplemente (véase pregunta y respuesta 365).


Definitivamente.


Definitivamente.

¿Y, eso mismo se aplica también a la teología o a las teologías?, porque es evidente, según estamos descubriendo aquí, que existen teologías aún dentro de la teología, es decir, de las maneras de concebir la auténtica idea del misterio, es decir, de Dios.

Es una obligación (véase preguntas y respuestas 379- 380).

¿O, sea, que hay que hacer teología de las teologías históricas?

Ni, más; ni, menos.


Puede resultarlo. Pero, es un imperativo intelectual.


Que es una obligación, sí se quiere abordar estos temas con suficiente seriedad.


En todos los campos. Porque, no necesariamente hay que tener una licencia teológica para hacer teología. Ya, que, por caminos paralelos, todo el pensamiento humano, de alguna u otra manera, está abordando el tema profundo de la teología.


No (véase preguntas y respuestas 380-381).


La psicología, por ejemplo, que es una ciencia que aborda la mente humana, en función de un comportamiento  social saludable, ya, por el hecho, de abordar e intentar comprender al hombre, como tal, está, por caminos paralelos, intentado comprender el misterio del hombre. Y, ya eso es teología (véase preguntas y respuestas 380-381).

¿Bueno, pero no habíamos dicho que la teología no es el estudio sobre “Dios”; qué tiene que ver, ahora, el hombre?

Precisamente. Todo lo que signifique “teología” no es otra cosa que pura “antropología”.


La grandeza de la teología no está en que sepamos mucho y bastante sobre “Dios”, sino que sepamos mucho y bastante sobre el hombre. Ya que la teología se comprende en la medida que comprendamos el misterio del hombre.


El hombre y su misterio se explica y se comprende en la medida en que lo comprendamos como lo que es: como misterio. Y esto está en estrecha relación con “Dios” como la solución del misterio, precisamente, del hombre.


No. Es así, simplemente.


Ahí está lo realmente fascinante.


Más, aún: en el hombre se encuentra la respuesta sobre Dios.


No se ve por qué. Ya lo hemos dicho anteriormente cuando hablábamos de que “el hombre es imagen y semejanza de Dios” (véase la pregunta y respuesta 14).


Ni, más; ni, menos.


Sí. Pero, en clave de misterio.


Sí. Pero, el misterio es la clave.

Ya sabemos, porque se ha insistido en la misma idea, de que el hombre como misterio. De eso se trata, sin duda. ¿Pero, qué quiere decir, aquí, en clave de misterio?

Lo está diciendo todo.


Son muchas cosas, al mismo tiempo.

En eso estamos. Nada, más y nada menos, que en el meollo de la cuestión.


Si no se ve al hombre en clave de misterio, no se entiende absolutamente nada, ni sobre el hombre, ni sobre Dios.

Hasta, ahí, estamos claros: ¿Pero, por qué la clave es el misterio? Y ya se está perdiendo la paciencia.

Porque al verse al hombre en clave de misterio, se está comenzando a resolver el misterio.


Respondamos con preguntas, y con ello, preguntando se responde, al mismo tiempo:

¿De dónde viene el hombre?
¿El hombre se da a sí mismo la existencia?
¿Si se diera la existencia por qué no se la dio infinita y no caduca como la posee?
¿Qué hace al hombre diferente del resto de los animales?
¿Qué hace que el hombre sea diferente?


Precisamente, porque es un misterio.


Todo.


Misterio. Es decir, “Dios” (o número como hubiésemos querido utilizar: véase la pegunta y respuesta 206).

Está bien. Está bien. Admitamos que la clave es el misterio: ¿Por eso la invención de la palabra misterio, o “Dios” o la palabra que sea para expresar la misma verdad?

Está dicho.


Sí.


Porque es a lo que tenemos acceso, por lo menos de manera inmediata.

Aquí, le va una buena: ¿No es eso ya un encasillamiento, en el caso concreto de una religión judía o judeo-cristiana, para ser más precisos y exactos?

Pues; sí.


Esa está muy buena.


Se repite y se reitera, que esas preguntas están muy buenas.


En absoluto; nada.


Lo dudo.


Porque es a la que se tiene acceso.


Bibliográficas; sí.
Pero, no se puede negar que se trata de misterio.


Acudamos, entonces, a la palabra “silencio”. Pero, va a significar lo mismo.

Está bien. Está bien. Usemos “misterio”, aunque la palabra “silencio” me está inquietando y me está gustando. Le estoy tomando simpatía, con todo y todo.

¡Qué bueno!


Super buenas; sin duda.


Sí.


Puede darse.


Es.


Es el peligro y la tentación.

¿Eso quiere decir, que la aproximación más cercana a “Dios” y al misterio puede darse sólo a través de la religión judía?

No necesariamente.


El tema es delicado.


Viendo como estamos viendo las cosas, hasta ahora, en estas páginas, podría ser la tentación.


La Revelación.


En el sentido de las mismas Escrituras utilizadas por estas dos religiones, en que Dios se les manifiesta. Se les comunica.


Hé ahí el gran problema.


¡Muy interesante!


Un grave problema. No se sabe responder.


Silencio.


Pues...


Pues...

¿Y, entonces, “Dios” o su aproximación al misterio del sentido de la existencia de la vida del hombre, no es otra cosa que invento judío, aún más, judeo-cristiano?


Pues...

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