viernes, 9 de junio de 2017

Primera Parte: Dios es una experiencia


Son posibilidades. No certezas. Y es complicado todo lo que se está preguntando. Son muchas cosas al mismo tiempo. Lo mejor es el silencio, ante el hecho del misterio. Y la expresión “pues...” parece adecuada, como señal de inquietud y reflexión, al mismo tiempo.


No se puede negar. Es evidente.


No se puede negar. De hecho, Moisés es el fundador y el promotor de esa idea, por decirlo de alguna manera.


Lo era.


Es complicada la cuestión.


Hay que reconocer que el camino es pedregoso. Mucho.


No.


Es necesario que precisemos algunas ideas en esta avalancha de preguntas tan interesantes y que no se han respondido, sino con expresiones incompletas.


Serias y delicadas, sin la menor duda.


Primero: hemos escogido el libro de la Biblia llamado el Génesis, para hablar del misterio del hombre y de su existencia, por los menos, de sus orígenes.


Con calma.
Segundo: en los tres primeros capítulos se nos habla de la creación de todo lo que existe, y, también del ser humano (Adán-Eva).


Todo a su paso. No empuje.
Tercero: al crear al ser humano, el mismo libro dice, que creó “al hombre a imagen y semejanza de Dios”.


No hay otra. Pero...
Cuarto: No dice nada sobre si el hombre era judío o no.


Sí. Fueron los judíos. Pero hay allí, en esa afirmación, una fórmula que supera toda posible segregación o exclusión. Hay allí una afirmación de fe. Hay allí, justo allí, una afirmación universal. Es una revelación teológica. Es decir, universal.


En que se trata de una afirmación de fe, que supera incluso a los mismos judíos. Ahí está lo grandioso de esa afirmación. En que es pura teología, y de la buena. Sin añadiduras, ni adornos, ni influencias, ni conveniencias, ni partidismos religiosos, ni partidismos políticos, ni segregaciones sociales o culturales.


Está bien. Pero, eso fue más adelante.

Pues...


Muy interesante.


Pues...


Pues...


Pues...

¿No es eso vana pretensión y manipulación de la idea del misterio y como fueron los que tomaron la delantera en concebir la idea, inventaron lo que inventaron, para sus beneficios como cultura y como pueblo?

Pues...


Es que no ha dado oportunidad de continuar con la idea que se venía intentando explicar.


Al comienzo del libro del Génesis hay la gran afirmación de fe de todo el libro del Génesis.


Dice textualmente, así:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas” (Génesis 1, 1-2)


Pues, que se trata de la principal afirmación de fe.


Habíamos dicho anteriormente que la palabra “Dios” hacía referencia al “misterio” de la existencia, tanto de todo lo creado, como del hombre mismo. Y, en esa frase con la que comienza toda la Biblia, está diciendo que se trata de un misterio. Dios como misterio. Y la tierra y los cielos, para generalizar todo lo creado, como misterio, igualmente. Por eso esa afirmación tan bonita.


Bueno... que el misterio es la causa del misterio de la existencia, también de la humana. Por eso la palabra Dios, otra vez, y al comienzo de ese libro de fe.


Ni, más; ni, menos.


Para que se dice que, no; si, sí.


Sobre esa verdad hemos estado dando vueltas, una y otra vez.

Era justo.


Ve, como se están cambiando los roles: ahora el del “pues...” es usted.


Pues...

¿Es, en verdad, revelación, o, auto-revelación. Es decir, el hombre se dio las respuestas a sí mismo, atribuyéndoselas a lo del misterio; o, en verdad, fue que la realidad del misterio se le apareció al hombre para comunicarle lo que dice que le ha comunicado?

Pues...


Pues...


Pues...

¿O, sea, que el misterio ha dejado la penumbra de lo impenetrable, ha hecho una excepción y se ha venido a darle una visita al hombre para contarle cómo eran las cosas por allá y por acá?

Pues...


Pues...


Pues... complicado...

¿No se estarán juntando algunos males, desde un mal, tal vez bien visto al pretender encontrarle una respuesta? Admitamos que la idea de misterio o de Dios era una solución para explicar lo que no tiene explicación. Hasta estaría bien. ¿Pero, la idea de que ese misterio hace una excepción y viene a dar una explicación, por una parte; y, por otra, la idea de que se escoge a un pueblo determinado, haciendo preferencias de entre los pueblos del mundo? Hay cosas que no encuadran con la lógica y con la razón.

Es ahí donde interviene, precisamente, la fe.


No precisamente.


Hay que precisar lo que es fe.


Es la experiencia del misterio y la relación a él con sentido de silencio. No significa que sepa lo que no puede saberse. Por eso el silencio es su condición indispensable.


No. Todavía no hemos precisado lo que es fe. Hemos hecho referencia a la fe, pero todavía no hemos precisado lo que es.


Es la experiencia profunda del sentido del misterio y su relación con él.


Pero, eso es fe.


Al contrario. Está completa.

Sí.


Es una experiencia.


De misterio y del misterio.


Sí.


No. Es vivir la vida en todo su sentido en clave de misterio. Hay verdades que no entiende y superan al hombre.


Por supuesto.

¿Y, cuál es la clave de ese misterio asumido como silencio respetuoso ante realidades que superan al hombre, por sobre todo?


La apertura existencial.

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