viernes, 9 de junio de 2017

Primera Parte: el fenómemo religioso


Es la experiencia de finitud del hombre como misterio y pregunta que busca respuesta. Lo que lo lleva a buscar explicaciones frente a los misterios del misterio de su existencia.


Aquí es donde está lo delicado, precisamente. Porque se presenta para posiciones encontradas: unos, que sí; y, otros, que no.


Ahí está la diferencia.


No, precisamente. Es una respuesta válida y necesaria.


Estamos en un tema muy delicado. Si se dice que sí, se nos abre un mundo complicado de posibilidades existencialistas que tienen que buscar respuesta al fenómeno religioso. Lo que nos llevaría a hacer teología de las religiones, y más, precisamente, a hacer psicología profunda, en donde entra el tema del inconsciente. Si decimos que no, se nos cierra toda posibilidad de preguntas y respuestas en nuestro afán de búsqueda, porque se cierra toda pregunta. Habría que enmudecer.


Entonces, digamos que sí, y,  que no, al mismo tiempo, y “que “Dios” nos agarre confesados”, como se dice.


No tanto como miedo. Sino que se visualiza que el tema es muy, pero muy, delicado. Ya que nos adentraremos en cuestiones racionales y/o científicas, demostrables, y en cuestiones no demostrables sino desde la perspectiva de la fe. Y en este punto se pueden herir muchas sensibilidades y creencias.


Pues; sí.
Y, “que Dios nos agarre confesados”. Y, muy bien confesados, porsia...


Sí.


A la posibilidad.


Porque dijimos que sí y que no al mismo tiempo. Y esa respuesta nos coloca en la tarea obligada de estudiar, de leer, de buscar, de relacionar, de filosofar y también de teologizar.
Pero, con calma que el asunto es serio, y, mucho. Y de estar en apertura, lo que significa que en oración.


Porque la pregunta tiene una gran índole de espiritualidad y porque la espiritualidad requiere una gran carga de intelectualidad. Van unidas (véase la pregunta 58).


Es posible.


Como proyección alienante, sí.


Dejar para “el después” lo que le corresponde para “el acá” histórico concreto y real.


Cuando el hombre evade su realidad histórica y lo deja todo en manos de la creencia de la idea de destino y determinismo (véase preguntas y respuestas 125-216, segunda parte).


Cuando atribuye a fuerzas externas a las humanas y naturales todo su acontecer histórico.


Sí. O a la idea que se pueda tener de “Dios”, por supuesto (véase preguntas y respuestas 424-488).


Sí.

Sí.


Sí.


Sobre eso estamos girando, sin duda.


El hecho y la realidad es el misterio.

¿O, sea, que ante la idea de no poder encontrar respuestas, acude a la palabra “misterio” para encerrar en una palabra lo que se le escapa de su comprensión?

El hecho es que se trata de un misterio. Existen verdades que se superan al hombre.


Es una verdad que no se puede negar.


El tema es muy delicado. Andémonos con cautela, por favor. Paso a paso. ¿Por qué cree que nos encomendamos, precisamente “al misterio” al llegar a este punto que estamos tratando? Por lo delicado.


El tema es delicado. No empuje.


Creo que la mejor respuesta es el silencio. Silencio (véase preguntas y respuestas 242-243, segunda parte).


Sí.
Y ya vera que esa salida va a ser la respuesta justa y adecuada. Lo comprenderá en el transcurso de esta aventura.


Tampoco. Sigamos de atrevidos y sigamos haciendo preguntas, por favor, ya que en la capacidad de la pregunta, hay una gran necesidad de búsqueda. Tenemos que enmudecer, ciertamente, pero, no por ello, se nos va a quitar la riqueza de la pregunta que es la clave de la búsqueda y del encuentro, al mismo tiempo. Además, al preguntar y preguntar, no estamos haciendo ningún daño. Todo lo contrario, es la clave de la espiritualidad.


Esperemos que no.


Precisamente. Porque se trata, al mismo tiempo, de dos posturas frente al hecho mismo del misterio: o negar, o afirmar. Y esas dos posibles posturas existenciales y concretas nos puede llevar a dos maneras de colocarnos al mismo hecho del misterio.


Se podría generar un dogmatismo, tanto de un lado como del otro. Tanto del afirmar, como del negar.


Sí.


Generar una escala de valores y posturas negándose a la posibilidad que se puede presentar en la posición existencial contraria. Nos llevaría a cerrarnos. Un “no” rotundo y absoluto, podría ser, también, una especie de dogma.


Una doctrina o postura cerrada, sin la menor posibilidad de apertura.


Si seguimos y estamos claros en lo que estamos tratando, en cierta manera, sí. Pero, sólo en lo que estamos tratando. Ya volveremos sobre el tema de los dogmas en otra oportunidad. ¡Cuidado!, sin embargo. No se está negando la necesidad de los dogmas, sobre todo, a nivel de la fe. Pero, este tema será cuando será. No ahora.


Si por “Dios” se entiende la palabra inventada por el hombre para hablar de lo que no entiende y no puede abarcar racionalmente; sí.

¿O, sea, que la palabra “Dios” hace referencia al misterio mismo del hombre y de la existencia como tal?

Sin duda.


Es indiferente. Total, es la misma realidad: el misterio.


Sí.


Sí. De hecho, de alguna o de otra manera, están haciendo alusión al mismo hecho.


Desde el punto de vista de la referencia a la misma realidad; no.


Para que decir, que no; si, sí.


Pues...



La utilización de la palabra “número” sería muy interesante porque hace referencia a “infinito”. Además, los grandes adelantos del hombre se basan en la utilización del número aplicado, como tal. Pero, para seguir como vamos, mantengámonos en la utilización de la palabra “Dios”. Total, estamos haciendo referencia a la misma realidad: el misterio. ¿Está de acuerdo? Y, perdone que invierta los roles, porque se está haciendo una pregunta.

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