Precisamente.
Podría ayudarnos si es como
método para acercarnos a la experiencia de la oración.
En el encasillarnos
solamente a lo ritualístico del rezo y de la fórmula creada como método y
soporte para dar el paso siguiente que es la oración.
Definitivamente.
Entonces, el rezar sería una
especie de moralismo. Por consiguiente, el infringir cualquier paso del rezo nos llevaría a
falsos escrúpulos, y sería lastimoso para nuestras experiencias vitales.
Sin duda.
Sí.
Cuando al rezo y a su
fórmula lo convertimos en una especie de camisa de fuerza al que hay que someterse,
generando con ello una esclavitud al ritual del rezo y a su fórmula.
Por supuesto.
Tratar de comprender las diferencias
entre rezar y orar.
¿O, sea, que la experiencia del rezar si no hace la conexión con la experiencia de la oración es una experiencia empobrecedora?
No solamente.
El rezar es bueno, porque
nos da la garantía de utilizar el método apropiado y aprobado para facilitar la
experiencia de la oración. Pero, no es su certeza. Ayuda como método. Pero, siempre y cuando no
nos ate y esclavice.
Sin duda.
Precisamente.
El rezar es una fórmula
creada por las distintas religiones. Y es válido que así sea. Pero, no es la garantía de estar en oración.
Fue una experiencia de oración cuando se diseñó cada uno de los
rezos y se originaron para facilitar esa experiencia.
En que se le da más
importancia a la fórmula como tal que a la experiencia originaria que la plasmó y diseñó.
Tampoco es para exagerar.
En que se puede ver como la
única fórmula válida y posible.
¿Eso explica el por qué en muchas religiones consideran una infracción
religiosa el no cumplir con las fórmulas por ellas aprobadas como la
experiencia comunitaria de oración?
Puede serlo.
Pues...
Ese es el problema.
De eso se trata todo lo que
estamos intentando desarrollar en este libro.
¿O, sea, que al tratar de encontrar las diferencias entre rezar y orar
estamos liberando a la persona que pueda hallarse en esa situación de conflicto
interior?
Precisamente.
Parece un juego de
palabras... pero es lo que se está buscando.
No se está diciendo eso.
Se está diciendo que el rezo
obedece a una fórmula segura de acuerdo con la experiencia religiosa de la oración. Es útil. Y hay
que utilizarlo como método. Pero, no debe crearnos conflictos el no usarlo.
Por supuesto.
Precisamente.
¿O, sea, que si nos encasillamos solo en el rezo, podemos perder la
experiencia para lo que fue diseñado el rezo?
Por supuesto.
No se ve por qué tenga que
serlo.
¿O, sea, que eso explica el por qué muchos autores, sobre todo
cantantes, se revelen y digan que no
basta rezar, porque también reza el que va a bombardear a los niños del Vietnam,
por ejemplo?
Pues...
¿O, sea, que en su aparente rebeldía muchos de estos canta-autores,
están haciendo la experiencia del no rezo, y, sí la experiencia de la oración?
Puede ser...
Lo es.
¿Entonces, rezar es la fórmula para asegurarse una creencia determinada
y una protección de la divinidad, concebida circunstancialmente de épocas y
momentos?
Hé ahí lo delicado del tema.
¿Eso explica que orar y su auténtica experiencia no sea, entonces,
igual que la experiencia de la ambivalencia?
Por supuesto.
Puede ser...
¿No sería ambivalencia, en el caso del ejemplo utilizado, del que rezó antes de irse a Vietnam a bombardear a los niños del Vietnam,
para utilizar la letra de la canción de protesta?
Precisamente.
Hay dos sentimientos juntos
y simultáneos: amor y odio. Y en la experiencia de la oración, esa división si se da, se supera, como consecuencia de la experiencia
profunda de apertura y de comprensión.
Pues...
No se puede. Se contraponen.
Son antagónicos.
No debería, pero...
Que se contradicen. Que uno
niega al otro, y al negarlo lo confirma.
Como se trata de dos
sentimientos contradictorios, el más fuerte vence.
Por supuesto.
Se trata de un doble
sentimiento: se reza porque al que se odia le vaya bien; pero, en el fondo, se
pide que le vaya mal. Vence el sentimiento negativo, subliminalmente.
Esto es muy complicado... ¿O, sea, que sí se ora, no se va a
experimentar el sentimiento negativo que existe muy en el fondo?
De eso se trata la rica y
maravillosa experiencia de la oración.
Que esa experiencia del todo
y la nada nos transforma interiormente y
nos resucita y transforma en personas nuevas.
Tiene que ver todo. Esa es
la clave de la experiencia de la oración.
No.
Sí.
Si. Se necesitan. Y es
distinto a antagónicos.
Si la oración no experimenta
la realidad de la resurrección no es auténtica oración.
Son muchas cosas, al mismo
tiempo.
Primero: el que ora es el
primer beneficiado de la oración.
El que ora experimenta un
cambio interior.
Precisamente, ese es el
punto álgido de lo que es la oración.
Pues, que se experimenta el
todo y la nada, al mismo tiempo.
Ya que se metió con lo de la resurrección... ¿Entonces,
este es el tema de las religiones o de la oración?
De ambas. Especialmente de
la oración.
Ahí, está lo delicado del
tema.
En que las religiones han
desvirtuado, en cierta manera, el tema de la resurrección y la han colocado más allá de la existencia histórica.
El tema de la resurrección es un tema netamente histórico.
Ese es el problema.
La esperanza de los que
tienen fe, en especial, de los cristianos es que existe la resurrección. En eso consiste la fe. Pero la resurrección es histórica.
No es escándalo.
¿Cómo, que, no? ¿Entonces, la muerte y el misterio y la convicción de la
resurrección, dónde quedan?
En su justo lugar. No se
desvirtúa. Al contrario.
El problema de la
resurrección es un misterio.
Debe quedar en la penumbra
del misterio.
Se sabe pero en experiencia
de fe.
Pues...
Sin la menor duda.
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